FEBRERO 2024

jueves, 14 de octubre de 2010

PREGUNTAS QUE DISCRIMINAN





















Por Jorge Mosqueira
Propietario de Mosqueira y Asociados
Profesor Titular de RRHH en la Universidad de La Matanza
Profesor Titular de Administración de Personal de la UBA
Columnista permanente del diario La Nación


Hay leyes federales y locales en Estados Unidos, que penalizan a los empleadores si en el proceso de selección de personal hacen ciertas preguntas que implican alguna intención discriminatoria.

Una síntesis realizada por Investopedia, portal dedicado a las finanzas y negocios en general, enumera las ocho más importantes, a saber: "¿Qué edad tiene? ¿Está casado? ¿Es ciudadano estadounidense? ¿Tiene alguna discapacidad? ¿Consume drogas, fuma o bebe? ¿Qué religión profesa? ¿Cuál es su raza? ¿Está embarazada?".
En caso de incurrir en cualquiera de estas cuestiones, la empresa podría ser denunciada ante la Justicia.

Muchas de las preguntas podrían estar implícitas o explícitas en los formularios de solicitud de empleo, en los requisitos de presentación de CV o cuando se toma un contacto telefónico previo. Los usos y costumbres de la parte sur del continente, de la que formamos parte, están bastante lejos de aquellas regulaciones norteamericanas, lo que nos lleva a otra pregunta circular. ¿Ellos regulan de esta forma porque son desarrollados o son desarrollados porque regulan de esta forma?
A primera vista, parecería que cualquier selector de personal, profesional o no quedaría maniatado de pies y brazos si debiera evitar temas tan elementales. Un análisis más detallado y amplio debería hacer más comprensible la limitación, que no es tan rigurosa si es que agregamos un poco de sentido común, ya que ninguna de las respuestas posibles es fundamental para ofrecer un trabajo, considerando que, en el acontecer de la vida de una persona, las situaciones son cambiantes.

Saber por anticipado si una mujer está embarazada o no simplemente modifica los tiempos de licencia por maternidad. Puede que lo esté y no lo sepa.
Tal vez tenga un hijo en los próximos meses o dentro de dos años, no se sabe y, en definitiva, es un hecho de la vida que a veces se planifica y otras, no. Tarde o temprano podrá ejercer su derecho a procrear y su ausencia en el trabajo es una de las variantes contempladas por la ley.

La edad. Es bastante habitual encontrarse con jóvenes que se desempeñan como si pertenecieran a mediados del siglo pasado, pero también hay veteranos que siguen reciclándose como si tuvieran 20 años.
Hay muchas joyas que se pierden por simples prejuicios. Por supuesto, las leyes apuntan a protegerlos de éstos y hacer posible la inclusión de una gran cantidad de trabajadores que superaron los 40 años, descartados prematuramente y sin razones demasiado objetivas.

Religión, raza o ciudadanía caen por su propio peso, muy especialmente luego de las experiencias histórico-sociales que se vivieron y también aquellas que se viven en la actualidad, donde los flujos migratorios son una realidad que desborda cualquier negación.

Hay un síntoma evidente, que asoma ni bien nos topamos con las preguntas prohibidas en Estados Unidos: no parecería ser posible contratar a nadie sin contar con esos datos que parecen elementales, imprescindibles. Puede revelar que estamos impregnados de prejuicios sobre los que no estamos concientes del todo y, en muchos casos, pueden perjudicarnos no sólo en nuestra gestión y sino también a la sociedad que construimos.




Articulo publicado en el diario La Nación y en este blog con expresa autorización del autor.

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