FEBRERO 2024

domingo, 15 de agosto de 2010

CUIDADO CONCIENTE DE LA SALUD




Por Miguel Stariha, Presidente de William Hope - Senior Medical Adviser for Southern Cone - LA - Unilever

Los sistemas de salud actuales en nuestro país están centrados en el paciente-beneficiario, brindándole un esquema de prestadores en salud a elección de este, de acuerdo a las características del plan que elija, lugar de vivienda, etc. Sin embargo, en la época actual esta propuesta se hace cada vez más inviable debido a los altos costos de las prestaciones, su complejidad administrativa que deriva en ineficiencias e ineficacias con detrimento de la calidad de la atención de la persona y en consecuencia su salud.

En todo el mundo está avanzando la tendencia de que cada persona sepa que él es el dueño de su propia salud o de su enfermedad, básicamente porque es quien puede disfrutar de una vida sana y plena manteniendo un adecuado estilo de vida o es quien debe hacerse cargo de su cuerpo enfermo. Además cada persona es quien elige cuando, porqué y donde concurrir a la consulta para resolver sus problemas de salud.

El primer diagnóstico siempre lo hace el paciente, ya que es quien siente los síntomas y decide si concurre o no a un servicio de atención. Entonces… ¿Será necesario hacer un curso de medicina para tener el bienestar en nuestras manos? De ninguna manera.

No hay que conocer todos los riesgos, todas las enfermedades ni todos los medicamentos (es más, eso puede hasta ser peligroso), hay que prestar especial atención a los propios síntomas físicos (dolores, erupciones, accidentes), psíquicos (depresión, temor, enojo, ira, etc.) y relacionar las conductas cotidianas con estos signos de alerta.

Cuando la dolencia es repentina, es muy posible que se requiera una atención de urgencia o emergencia –según la gravedad del caso-, este servicio hará todo lo posible para resolver el problema, pero el profesional está de guardia y por lo tanto suele tener poco tiempo para responder muchas preguntas. Pero una vez que se soluciona lo urgente hay que indagar en las verdaderas razones del malestar, de la enfermedad o del accidente.

Muchas veces los pacientes concurren al consultorio más cercano a su domicilio, sólo para justificar la inasistencia al trabajo, es decir, para cumplir con un trámite administrativo. Suelen presentarse sin turno, disponen de poco tiempo, piden al profesional un certificado médico y suelen solicitar que se les transcriba la medicación ya indicada. Ante esta actitud, muchos médicos también despachan al paciente sin revisarlo y sin formular preguntas; a lo sumo indican algunos estudios complementarios. En estas circunstancias no se produce una verdadera comunicación entre el paciente y el médico y como es lógico, no se da una verdadera consulta, sino que sólo efectúa una diligencia más.

Es muy importante tener un médico de cabecera, mantener con él un vínculo sincero, donde el paciente tenga el derecho a indagar sobre su salud y pueda realizar todas las preguntas que crea conveniente. De este modo, el consultorio será un excelente espacio de aprendizaje y no sólo el lugar de paso donde ya que estamos se recetan medicamentos, se prescriben estudios y se despachan fórmulas impersonales.

Para mantener la salud es necesario saber cómo funciona nuestro cuerpo, el porqué de los síntomas que aparecen y en qué situaciones se deben esmerar los cuidados. Si bien el cuerpo tiene un comportamiento más o menos similar en todos los seres humanos, cada persona es muy diferente a otra y, por lo tanto, cada enfermo es único.
La atención personalizada, que todavía es posible, entonces se vislumbra como la alternativa mas adecuada para restablecer la salud de las personas.

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