FEBRERO 2024

sábado, 27 de junio de 2009

EL TEST DEL LIDERAZGO - Leadership test


Por Guillermo Ceballos Serra

Se ha escrito mucho sobre las características necesarias de los líderes que se requerieren en el del siglo XXI. También se ha insistido sobradamente sobre las organizaciones inteligentes que operan en los nuevos mercados. Organizaciones cuya capital esencial es la capacidad de generar conocimiento y tecnología, de organizaciones capaces de imaginar un futuro deseado y que son capaces a su vez de construirlos.

Un mundo dinámico donde solo se desarrollarán organizaciones flexibles para afrontar los cambios y el hiperdinamismo de los tiempos que corren, donde nuestros líderes serán creadores y difusores de esta cultura.

Consecuentes con estas ideas, las organizaciones invierten ingentes sumas de dinero para formar a sus mandos medios y líderes incipientes en prestigiosas escuelas de negocios a fin de que se familiaricen con las nuevas ideas.

Ocurre que de tanto en tanto aparecen las crisis, propias del ciclo económico en cualquier mercado y es cuando estos y otros conceptos se ponen a prueba.

Efectivamente, las crisis nos dan la oportunidad de testear nuestras creencias más profundas. Nos aferramos a ellas o las tiramos por la borda inmediatamente ante las primeras dificultades. Llevado a un extremo, ante un mal gobierno, pedimos un golpe de estado o vamos por mas democracia, confiando en que la ciudadanía aprende y la siguiente vez elegirá un gobierno mejor?

En las empresas y organizaciones ocurre lo mismo. ¿Somos capaces de sostener nuestros valores cuando todo tiembla bajo nuestros pies?
¿Que hubiera sido de Johnson & Johnson si después de años de predicar en su Credo: “Creemos que nuestra primera responsabilidad es con los médicos, enfermeras y
pacientes, con las madres y padres y todos los demás que utilizan nuestros productos y servicios. Para responder a sus necesidades, todo lo que hagamos debe ser de primera calidad.”,
lo hubieran dejado de lado, al sufrir el envenenamiento de su producto Tylenol que costó vidas de sus consumidores y 100 millones de dólares a la compañía que decidió en menos de una semana retirar todas las partidas del mercado?
Sin duda es un caso extremo, pero sin llegar a la crisis global que enfrentamos, cada organización pone a prueba sus creencias en sus pequeñas crisis cotidianas.
Crisis como la actual nos permiten ver como testear la madurez de las organizaciones en materia de liderazgo por una doble vía.

Por una parte, observamos que modernas organizaciones se encierran en si mismas, mas precisamente en sus cúpulas elevando los niveles de decisión. Miles de mandos medios, gerentes, directores y hasta gerentes generales son notificados que hasta nuevo aviso, la toma de ciertas decisiones debe adoptarse en conjunto con personas que son sus superiores jerárquicos o funcionales en la estructura.
¿Recuerdan cuando ponderábamos el empowerment?
¿Recuerdan cuando hablábamos de unidades de negocio con suficiente autonomía para prosperar en mercados dinámicos o nichos que no permiten esperar decisiones centralizadas?

¿Cómo se verá ese ejecutivo frente a su grupo de colaboradores cuando ellos conocen que no cuenta con la autoridad suficiente para resolver problemas cotidianos?

Pareciera que estas organizaciones se gestionan técnicamente en base a relaciones de desconfianza, donde nadie está lo suficientemente preparado para adoptar las decisiones adecuadas en épocas de crisis. ¿Deberíamos duplicar las estructuras gerenciales? ¿Una estructura para tiempos estables y otra para tiempos turbulentos? ¿El management confiable es sólo el de los peldaños más elevados de la pirámide?
Sin duda, actitudes como estas o la inversa, nos permiten observar claramente como valora la organización a sus propios líderes.

Sin embargo, existe también otra prueba de acidez sobre las aptitudes liderazgo, que consisten en las pruebas que diariamente ofrecen estos ejecutivos cualquiera sea su rango en la estructura.

En efecto, en primer lugar, nos muestra como es la actitud que presentan frente al vaciamiento circunstancial de su “poder”. ¿Se desmotivan e intoxican a sus equipos con su propia amargura o aceptan que las organizaciones tienen sus tiempos para armonizar el discurso con la practica, motivan a sus equipos a continuar con los esfuerzos y lideran con la autoridad que emana de su propio profesionalismo?
¿Se desligan de sus responsabilidades practicando una “delegación ascendente” o continúan con su labor influenciando en sus superiores para obtener las mejores decisiones?

El test del liderazgo nos presenta una gran oportunidad de mirarnos al espejo como organizaciones y como líderes; cuando todo pase, seguramente sabremos capitalizar las experiencias y llenar las brechas entre los dichos expresados y los hechos evidenciados.

3 comentarios:

Gbilder dijo...

Guillermo:

Concuerdo contigo en que ademas de las crisis, las mayores pruebas se presentan a diario, cuando el discurso y las acciones van por caminos distintos y uno no sabe si esta por delante del resto, si se auto-engaña o como motivar al resto del equipo que esta viendo una realidad distinta.

Federico Spoturno Merchot dijo...

Guillermo Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio. Esta es la definición que tiene la real academia de realidad. Qué bien vendría tenerla presente antes de emitir cualquier promesa delante de cualquier persona y ser cada día mas creíbles, actuar con simplicidad y predicar con el ejemplo. Excelente nota!!
Federico.-

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Fede: Al fin del día lo que cuenta es ser consistente, con uno y con el prójimo. Un abrazo